Durante décadas, los Legionarios de Cristo salieron impunes del encubrimiento a los delitos de Marcial Maciel, y otros 30 pederastas. Fui a Santiago de Chile porque la Fiscalía chilena indagaba el presunto encubrimiento a los abusos que sufrieron Rosario y Martín. Ambos señalaban a sacerdotes legionarios de violaciones y torturas.